«A los gallegos nos gustan nuestros vinos. Quizás porque tienen más ganas de hablar que nosotros, o porque tienen un sabor fugitivo y, buscándoselo, rememoramos tiempos, lugares, amores, despedidas… »
(Álvaro Cunqueiro)
(Álvaro Cunqueiro)
Los orígenes del vino son muy antiguos. La primera cosecha data de la Edad de Bronce y se sitúa en tierras de Mesopotamia. Desde allí se trasladó a Egipto, en torno al año 3.000 a.C., donde el cultivo de la vid alcanzó tanta notoriedad que fue representado en los grabados de algunas pirámides, y ya en aquel entonces, se concedió más valor al vino añejo, guardado en ánforas, que al nuevo.
Un buen restaurante ha de preocuparse por componer una carta completa, que incluya interesantes ofertas gastronómicas, pero también vinícolas. Así pues, es preciso recalcar la importancia de las bebidas que acompañarán a los menús, porque los clientes, sean o no expertos en vino, desearán aquellas que mejor se ajusten, en cuanto a combinación de sabores y texturas, a los platos que les sirvan, y que, asimismo, produzcan en su paladar la impresión más agradable y duradera.
Diversos estudios de la universidad de Valencia han revelado que los consumidores se sienten en general insatisfechos con la oferta de vinos de los restaurantes, y que, además, sus elecciones se ven fuertemente influidas por el contenido de la carta y las sugerencias del personal del establecimiento. Esto apunta a una conclusión evidente: el papel fundamental que desempeñan ambos en las preferencias de los clientes.
Si bien es cierto que el vino es, quizás, la bebida alcohólica que se presta a mayor número de apreciaciones pretenciosas sobre su calidad, constituye también el complemento ideal a una comida, en cuanto que ayudará a definir el impacto positivo o negativo de la misma. No en vano ha sido objeto, desde siempre, de una adoración casi mística. La Biblia se refiere a él como la «sangre de la uva», que, después de ser exprimida, fermentada y envasada, se convierte en una delicia cuyas particulares cualidades compaginarán mejor con carnes, pescados, pastas o ensaladas.
La información concerniente a cada tipo de vino es tan amplia que podría dotar a la carta de las dimensiones de un volumen enciclopédico. Por esta razón, la mejor solución estriba en recurrir al soporte de las tablets. En ellas, como ya hemos explicado en artículos anteriores (Las tablets, el nuevo mejor amigo de los restaurantes; Las 7 ventajas de la carta digital) puede presentarse de forma atractiva, innovadora y sencilla, una carta digital que recoja y estructure los menús.
Dado que reducir su número de páginas, supondría rebajar notablemente el interés de la carta, y además, obligaría a prescindir de aquellos datos que son primordiales para los amantes del vino, la vía idónea a fin de satisfacer la curiosidad de los comensales y cubrir las necesidades del sector de la restauración, está al alcance de cualquier hostelero gracias a Entrecartas. En su aplicación para tablets existe cabida suficiente para editar, configurar y modificar una buena carta de vinos, que, indiscutiblemente, hará brillar a la vinoteca del restaurante.
Fuentes utilizadas:
₀ Vinoselección, el placer del vino. Historia del vino. (Entrada en un blog). Recuperado de: https://www.vinoseleccion.com/saber-de-vinos/historia-del-vino
₀ Ansejo, Juancho. (18/12/2000). La otra parte de una gran comida. Cómo confeccionar las cartas de vinos. Elmundovino. (Entrada en un blog). Recuperado de: http://elmundovino.elmundo.es/elmundovino/noticia.html?vi_seccion=3&vs_fecha=200012&vs_noticia=977094359
₀Campo, Javier. (16/10/2010). La importancia del vino en el restaurante. Los foodistas. (Entrada en un blog). Recuperado de: http://losfoodistas.com/importancia-vino-restaurante/
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